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 "Los dioses del sistema" ©2006

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cherno

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Fecha de inscripción : 20/03/2008

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MensajeTema: "Los dioses del sistema" ©2006   "Los dioses del sistema" ©2006 EmptyDom Jun 29, 2008 2:00 am

acá les dejo un texto de un seudolibrito que hice allá por 2006; hace poco lo subieron en la página de Bípedo Implume, colectivo artístico de Buenos Aires:


Los dioses del sistema



Sucedió entonces que un día se hizo visible en varios puntos del mundo una gigantesca mano, que no era otra que la que anunciaba el Fin de la Historia. La mano, simbolizando aquella otra (metafísica e invisible) del todopoderoso mercado, era la del divino Adam Smith, que luego de tan apocalíptica aparición tomó un tamaño más humano y se instaló en la capital del mundo por aquel entonces, Nueva York. Pronto convocó a otros dos dioses, Ford y Taylor, y así reunida entonces la $antí$ima Trinidad (también llamada la $antí$ima Trademark), se estableció irónicamente la capital del nuevo gobierno mundial en Berlín, en donde había acaecido el reciente acontecimiento vaticinado desde los profetas de Mont-Pèlerin en adelante: la caída del comunismo, simbolizada en la del Muro; ergo, el Fin de la Historia.

El mundo entró de esta manera en la tan ansiada Edad de Oro, y nunca mejor expresado: el oro (a veces negro) era a partir de ahora, y por toda la eternidad, la norma de la humanidad. A partir de entonces el gobierno teocrático neoliberal del mundo se limitó solamente a ocuparse de lo más mínimo, como inscribir y registrar legalmente a las empresas, emitir moneda, garantizar leyes sobre crédito, especulación financiera y demás, sin olvidar el importantísimo e insoslayable tema del orden, garantizado por una casta estatal enorme pero imprescindible (un "bendito mal necesario", dirían las Escrituras): las fuerzas armadas y de seguridad, garantes del orden eterno del sacrosantísimo capitalismo.

Exceptuando a sus perros guardianes el gobierno teocrático tenía, pues, una burocracia bastante reducida, incluso demasiado, si se tiene en cuenta que era un megacentralizado gobierno mundial. Pero los dioses habían llegado para quedarse, y ellos eran la ley. Incluso los tribunales mundiales, tan necesarios otrora para defender los derechos de lo comercial, fueron anulados, pues el absolutamente sagrado trío celestial era el único autorizado para resolver, de forma divinamente capitalista, cualquier diferendo sobre la faz del globo.

Ante la innegable y evidente existencia de estos dioses, las religiones tradicionales perdieron fuerza y credibilidad: ¿qué legitimidad les quedaba ahora frente a tales hechos? Empero, obedeciendo a las sagradas leyes por ellos mismos instituidas en la financiera noche de los tiempos, los dioses permitieron a las religiones seguir compitiendo libremente (incluso contra ellos mismos) en el también liberal mercado de las almas; previa modificación, claro, de sus estatus, por lo que las viejas religiones pasaron a ser legalmente empresas privadas. En la práctica sus actividades continuaron siendo las tradicionales, y por ejemplo en el Vaticano el Directorio de Cardenales (accionistas clase A de la Iglesia Católica Apostólica y Romana Inc.) elegía de por vida a su CEO, llamado por una cuestión histórica "papa".

Igualmente, las religiones no soportaron (invisible mano del mercado actuando) el terrible avance de la religión capitalista, y poco y nada quedó de ellas al cabo de unos años, mientras altos prelados de todo el mundo y de los más diversos cometían la herejía (tanto religiosa como política) de reclamar leyes antimonopólicas, con lo cual las religiones, pese a todo, seguían siendo reaccionarias como siempre (aunque no debe pasarse por alto alguna que otra confesión que, inesperadamente, abogó por un teosocialismo).

Varios dioses más fueron convocados por la $antí$ima Trinidad, y a varios personajes paradigmáticos del capitalismo (tanto vivos como muertos), tras debatir los tres dioses supremos sus eventuales méritos, se los elevó a la categoría de dioses y semidioses (previa resurrección en el caso de los muertos, obviamente). Dioses y semidioses de la calaña de Rockefeller, Onassis, Hayek y sus amigos pelerinosos se comenzaron a ver transitando nuevamente los lujosos hoteles vip de la Tierra.

Finalmente, en un acto que marcó el fin de la "etapa de transición" proclamada por los inmortales líderes teócratas, y cumpliendo así la reflexión/profecía del Astrólogo de Arlt, se decidió dinamitar la Luna. Antes del espectacular acto de reafirmación divina ésta fue retirada de su órbita (para evitar daños en las economías terrestres ante eventuales meteoritos, claro está), y luego de la explosión, sus trozos fueron comercializados como los grandes bloques de riqueza mineral que eran. Mientras varios planeaban el mismo destino para Marte (era impensable un planeta de color comunista en un universo capitalista), a nadie debió sorprender el asesinato del único satélite terrestre, ya que su fin selló la más que milenaria dualidad con el Astro Rey, arrastrando de paso al Yin-Yang, el Logos y demás dualismos/maniqueísmos. Porque, ¿para qué mantener dualismos, oposiciones y contrarios en un mundo de pensamiento único?


®2006

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